A partir de los 3 años de edad, el juego infantil comienza a ser más independiente. Los niños tienen cada vez más imaginación y pueden desarrollar juegos más simbólicos. Pueden entretenerse solos cada vez más rato y no necesitan tanto el apoyo de los adultos. Por esta razón, es interesante que entre los 3 y los 5 años, los padres fomentemos ciertas funciones del juego infantil.
Los niños disfrutan muchísimo jugando con sus padres
Hasta ahora el juego del niño era más dependiente del adulto y aunque los más pequeños siempre han tenido sus preferencias, los mayores eran quienes proponían jugar a esto o aquello.
En cambio, cuando los niños (entre los 3 y 5 años), inician su juego simbolico su fantasía y capacidad de imaginación es tal que necesitan darle rienda suelta a través de actividades lúdicas. Por esto, conviene que sean ellos los que escojan a qué jugar. Así podrán dar salida a esa capacidad creativa y aprender a manejarla a través del juego.
No es que los padres dejemos de existir ni mucho menos. Nuestros niños nos necesitan para que pongamos unas reglas básicas de juego, claras y precisas, que les ayuden a contener esa nueva capacidad que han desarrollado, la fantasía.
Por reglas básicas nos referimos a tener unas horas de juego, porque siempre hay un momento para todo: para jugar, para comer, para bañarse, para recoger...,. Se trata de establecer unas normas que les permitan jugar sin riesgos (ej. no se rompe, no se pega, se juega solo en determinada zona, con determinadas cosas...) Conviene que estas reglas sean pocas, pero claras.
Así pues, el papel de los papás empieza a ser secundario. Dejamos que los niños escojan el juego y nosotros nos limitamos a participar en él, podemos sugerir pero no imponer, siempre que el juego cumpla esas "reglas de oro" que hemos determinado para que se pueda desarrollar el juego.
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